El boom de la empresa de diseño de aplicaciones móviles ha disparado la producción de «apps low-cost prefabricadas» que se pasan la planificación, el diseño y las necesidades reales del cliente por el Arco de Tito. Hoy todo el mundo puede tener una app, una web, una tienda online… pero sin una buena planificación de las necesidades ni un buen diseño, esos productos se quedan en mitad de un infinito cementerio de apps y webs que nadie jamás descargó, ni utilizó, ni compartió.
Han pasado años desde el lanzamiento del primer iPhone, las apps dejaron ya de ser un territorio experimental para convertirse en herramientas habituales que las empresas utilizan en su día a dia. El problema es que la mayoría de empresas sólo quieren desarrollar una aplicación móvil porque los demás lo hacen. Ojo, es necesario controlar a tu competencia, pero no con una estrategia imitativa, vacía y carente de sentido.
«Nadie gana al ajedrez copiando los movimientos del adversario, porque siempre llevará un movimiento de menos que le costará la partida.»
¿Te has planteado qué necestia tu empresa de una app? ¿Puedes utilizarla mejor que tu competencia? ¿Qué imagen quieres transmitir con ella? El diseño de las aplicaciones móviles, tanto para iPhone como para Android, no es algo que se pueda tomar a la ligera. Una empresa ha de dedicar tiempo para decidir qué pretende hacer con su app y si esas funciones le reportarán los resultados que busca. Se ha abierto un nuevo y fascinante universo ante nosotros que nos ofrece muchísimas posibilidades para modernizar nuestras empresas, promocionarlas, comunicarnos con nuestros clientes, ofrecer nuestros servicios, etc. pero lo malo de los universos es que son infinitos, y escoger los caminos que nos llevarán a buen puerto va a requerir algo más que una app low-cost realizada en serie que tiene hasta tu cuñado Antonio para su panadería de Plasencia.