Desde que se produjo el boom de las apps no han dejado de proliferar empresas de aplicaciones móviles, desarrolladores de aplicaciones móviles, etc… Sin embargo, se está dando de lado a otro importante sector que va a resultar fundamental en el panorama futuro: las webs para móviles.
Cada una cumple funciones distintas, por lo que su pertinencia dependerá de la misión que deba cumplir, de su contexto, y por supuesto, del público al que vaya dirigida. Las aplicaciones móviles son programas informáticos que requieren de una instalación, mientras que la páginas web para móviles son accesibles desde cualquier dispositivo, sólo necesitan un navegador. Esto provoca una importante diferencia, las aplicaciones para móviles que una persona instala son limitadas, mientras que las webs a las que puede acceder desde su teléfono son infinitas. Esta reflexion nos da pie a analizar para qué son mejores unas y otras.
Si usted está buscando un desarrollador de aplicaciones móviles es porque va a ofrecer una funcionalidad o una utilidad para sus clientes o porque ya tiene un público habitual y pretende fidelizarlo. Las aplicaciones necesitan que el público sea el que tira de ellas, el que las demanda, y por eso las descarga; mientras que las webs para móviles promocionan sus contenidos en la red, los hacen visibles y atraen al público. Por lo tanto, si lo que usted quiere es obtener visibilidad y conseguir aumentar su público la mejor opción es la de optar por un diseñador de webs para móviles con habilidades para el posicionamiento en buscadores y el marketing social. No obstante, la mejor estrategia es la que engloba el «pull» y el «push», o sea, es la que combina las dos modalidades: crear una amplia base de usuarios a traves de una página web para móviles y posterirmente fidelizarla a través de una aplicación.