La tarea de los desarrolladores de aplicaciones Android e iPhone es mucho más extensa y compleja de lo que se cree. Siempre que se habla del buen o mal trabajo de un diseñador de aplicaciones móviles se comenta lo divertidas que son, lo útiles que resultan o lo bonito que es su diseño, pero ahora el público empieza a tomarse muy en serio otro criterio: la seguridad.
Una investigación reciente reveló que el 56% de los usuarios de apps móviles que descargaron alguna de ellas decidieron no instalarlas cuando se dieron cuenta de toda la información personal que tendrían que compartir para poder usarla. este estudio, reveló también que un 32% de los usuarios de aplicaciones han desinstalado una app que ya estaba funcionando en su dispositivo móvil al conocer la enorme cantidad de información personal que almacenaba, una enorme cantidad de información que obviamente no querían compartir.
Los desarrolladores de aplicaciones iPhone y Android tienen el deber de proteger a los usuarios, no vale todo en este mundo de las apps. Ya no es sólo una cuestión de hackers móviles, se trata de un asunto que va más allá. La información es poder, y nuestros datos se han convertido hoy en día en una divisa tan buena como cualquier otra, o mejor, puesto que las grandes empresas se dan bofetadas por conseguir este tipo de información con el fin de optimizar su oferta y para poner en marcha su maquinaria marketiniana. Por eso, ahora más que nunca es cunado hay que proteger al usuario, porque nuestro deber es devolverle la confianza y la seguridad que está perdiendo, y porque el futuro de las aplicaciones depende de ellos.